La corrupción en torno al nuevo estadio de los Tigres y el gobierno

Las decisiones tomadas por el gobierno carecen de congruencia, incluso de legalidad y eso pone en riesgo a los proyectos a los que destina millones de pesos, ¿o sólo son una forma de lavar dinero?


La afición a los Tigres es algo que caracteriza a los regios, es por ello que cuando el gobernador Samuel García anunció el proyecto del nuevo estadio para el equipo felino, la emoción y la alegría inundaron a la población, aunque nadie se imaginaría el montón de “trapos sucios” que se irían encontrando incluso antes de su construcción.

En primer lugar, hace unos días se difundió la información incongruente que la empresa Juego de Pelota SAPI de CV tiene en su facturación. En la página oficial se muestra una dirección en Nueva York, aunque es de una empresa que se dedica a rentar oficinas; además que en un documento mostrado por Samuel García aparece ubicada en avenida Garza Sada.

Lo anterior no es lo más impactante, pues es necesario considerar que esta empresa extranjera continúa trabajando en el Estadio Sostenible de Yucatán y la Nuova Arena di Verona en Italia. Aún después de cumplirse 2 años desde el anuncio de la construcción de estos estadios, ninguna de las instalaciones ha sido terminada. ¿Pasará lo mismo con el estadio de Tigres?

Otro detalle a destacar es el plan de desaparecer sitios dedicados al deporte como el Velódromo Radamés Treviño, el Estadio Nuevo León (AFAIM), el Pabellón de Tiro con Arco, la Pista de BMX y una considerable distancia de hasta 2 kilómetros de la Ciclovía Niños Héroes. Lo curioso es que justo esta zona se ubica a un costado del “Volcán”, el antiguo estadio de los Tigres. ¿Qué será de la comunidad deportista y el respaldo del Inde?